El centro de día poleso, reabierto en abril, da la oportunidad a 30 menores de mejorar sus estudios y sus habilidades sociales.
El centro de día para menores «El Sol», situado en el edificio «Peña Careses» en Pola de Siero, se ha convertido para un puñado de niños y jóvenes en un punto de encuentro en el que se sienten como en casa. Gestionado actualmente por la Asociación Centro Trama, el centro se ha concebido como un lugar de apoyo para las familias en la gestión del tiempo no escolar de los menores.
Trabajan en el centro tres educadores, que atienden a menores de edades comprendidas entre los ocho y los 15 años. Está abierto todos los días por semana de tres y media a ocho y media de la tarde. Allí, los niños reciben apoyo escolar, hacen los deberes y trabajan las asignaturas que requieren más esfuerzo, meriendan juntos, y participan en distintos talleres, de manualidades, habilidades sociales, psicomotricidad y otras disciplinas. Asimismo, nunca pierden ocasión de disfrutar de la actividad de una fiesta: recientemente celebraron Halloween, y ahora están preparando ya Carnaval. Y más tarde pintarán huevos para la fiesta de los Güevos Pintos.
Pero lo mejor de todo, según la educadora Verónica Norniella Martínez, es que todos están muy a gusto en el centro. «Llega hasta el punto de que algunos protestan algunos días que no les toca venir, porque quieren estar aquí todo el tiempo«, aseguró.
Todos los alumnos llegan derivados por los Servicios Sociales, pero sus circunstancias son muy diversas. La parte buena es que ha formado ya una pequeña familia en la que hay mucha armonía y apenas conflictos.
El resultado es siempre un beneficio para todos los menores. «Tienen sus reglas y un ritmo de trabajo que en seguida cogen, y eso favorece mucho, por ejemplo, los estudios, porque algunos llegan con problemas de concentración», sostiene otro de los educadores, Vicente Fernández Arboleya.
Otra de las áreas que trabajan, también con muy buenos resultados, es la de resolución de conflictos. El caso es que los menores aprenden a convivir con naturalidad y, a juzgar por el interés que muestran todos los días en regresar, también se lo pasan muy bien.
Los niños están muy a gusto aquí, y les sienta mejor esto que estar por la calle. «El Sol» es su segunda casa y están muy contentos por ello.