Page 95 - infancia_juventud_y_ley-7
P. 95

Comentario y análisis de películas




       Pese a los problemas del guión para evitar recorrer ciertos   desentienden de los trapicheos y humillaciones entre reclusos
       lugares comunes del género carcelario, la mirada hiperrea-  veteranos y novatos, entre fuertes y débiles, entre bandas y so-
       lista a estos adolescentes desbocados consigue fascinarnos e   litarios. Así la jaula adolece tanto de seguridad y control, como
       incomodarnos a partes iguales. Su crudeza consigue que nos   de comunicación y comprensión, desembocando todo ello en
       revolvamos en nuestros asientos, los gritos de ira rezumban   los señalados arrebatos de furia y violencia.
       en nuestros oídos, la saliva que sale despedida de sus bocas
       nos alcanza desagradablemente en la cara –mención aparte   El remedio se convierte en el peor trastorno para esos jóvenes
       requiere la gélida y oscura fotografía de Andre Chemetoff –.   reclusos. Los que sobrevivan mudarán en alimañas aún más
       Y no por ello la cinta deja de ser terriblemente emocionante y   peligrosas. Los que salgan del reformatorio nunca serán capa-
       disfrutable. No importa que sea una historia dura que, de al-  ces de incorporarse dócil y pacíficamente en la sociedad. Toda
       guna manera, ya hemos visto antes; Dog pound desborda ener-  esperanza de rehabilitación queda en entredicho.
       gía y nervio en cada plano, alcanzando en ciertas escenas un
       clímax realmente revulsivo. El director lo narra con tal pasión   Los aullidos de rabia de Butch son, en definitiva, un grito de
       y eficacia que consigue atrapar al espectador, ya incluso desde   alarma del autor hacia el modo en que las estructuras de poder
       la primera secuencia presentando a los protagonistas: Davis y   gestionan la problemática de la delincuencia juvenil. El pro-
       una joven intercambiando fluidos y drogas, Ángel robando un   pio Kim Chapiron afirma: “Dog Pound tiene sólo un mensaje:
       coche con agresión incluida y, especialmente, Butch asaltando   encerrar a los jóvenes en una prisión no es la solución. Esta
       salvajemente al oficial de un correccional.           película es un espejo que uso para mostrar hasta qué punto
                                                             este proceso es un desperdicio. Mezclar a aquellos a los que
       Por desgracia, en su apelación al dramatismo visceral acaba   todavía se puede salvar con los que conocieron una realidad
       eludiendo una necesaria y mayor profundización psicológica   espantosa es una negación de la civilización”.
       de los personajes. Más allá de las causas de sus respectivos in-
       ternamientos y de sus circunstancias sociales, no conocemos   Cabe señalar la evidente influencia que recibe esta cinta de
       nada de la vida y psique de esos tres antihéroes que segui-  la durísima Escoria (Scum, 1979), de Alan Clarke, el contun-
       mos por los pasillos; al contrario que otra obra del mismo año   dente debut al largometraje del autor del realismo sucio del
       igualmente recomendable, Si quiero silbar silbo, de Florin Ser-  audiovisual. La película también documentaba la desespera-
       ban, que precisamente se centra en los conflictos extra carcela-  da experiencia de tres jóvenes ingresados en una prisión ju-
       rios en los últimos días de condena de un muchacho.   venil inglesa. Discriminaciones y vejaciones en dormitorios,
                                                             pasillos y aulas eran repetidas en un esquema muy similar
       Pero si su arrebato audiovisual no resulta superficial es por   a la producción franco-canadiense que nos concierne, con
       la contundente crítica con la que lanza sus dardos; al fin y   las evidentes diferencias de producción y estética que carac-
       al cabo, revela las dificultades de la sociedad para encauzar y   terizan la visión del realismo en el cine en dos épocas tan
       reintegrar a esos jóvenes que, por las razones que sean, se les   dispares. Y es entre sus diferencias en lo que los elementos
       ha privado de su libertad y contacto con el mundo más allá   ya señalados hacen destacar esta actual revisión no confesada
       de esas paredes. Algo falla cuando hay que encerrar a un crío   sobre la original.
       como si fuera un animal, cuando la inocencia de la que parte
       todo ser humano es corrompida por su entorno hasta el límite   El mayor acierto de Dog Pound es un joven y desconocido re-
       de concebirse como una amenaza para la sociedad. Todos estos   parto de actores no profesionales a los que el director consigue
       animales descarriados son mezclados sin lógica ni distinción   sacar buen provecho. Adam Butcher (Butch), Shane Kippel
       alguna, reproduciéndose de esta manera los mismos niveles de   (Davis) y Mateo Morales (Ángel) se entregan con pasión a
       abuso y poder existentes en la sociedad. En la cima de estos   encarnar a esos jóvenes –gracias también a un guión abierto a
       espacios de poder se encuentran los propios empleados de la   cierta improvisación–, transmitiendo con veracidad la impo-
       prisión, cuya metodología disciplinaria se entiende como des-  tencia y rabia que experimentan sus personajes. Destaca tam-
       potismo, sometimiento, desprecio e indiferencia por los pro-  bién Taylor Poulin, quien interpreta a Banks, el matón de la
       blemas de los internos. Pese a convivir en un mismo espacio, se   cárcel, con la capacidad de violentar al espectador en cada apa-

























                                                                                          Infancia, Juventud y Ley 95
   90   91   92   93   94   95   96   97   98   99   100