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Investigación empírica
ria similar. Sin embargo, no encontraron diferencias signi-
estudio empírico
ficativas entre chicos y chicas con respecto a los problemas
internalizantes. Por su parte, Herrera, y McCloskey (2001)
encontraron en su estudio que el 33% de los menores que El objetivo principal de este trabajo es analizar la relación en-
fueron expuestos a violencia doméstica habían sido remiti- tre la exposición a la violencia familiar y la conducta antisocial
dos al menos una vez al juzgado de menores, siendo los varo- en los menores. Utilizamos el constructo violencia familiar y
nes más propensos a los crímenes violentos y delitos contra no violencia doméstica puesto que se incluye, además de la
la propiedad, y las mujeres a cometer más fugas y pequeños violencia ejercida de un progenitor hacia otro, la violencia ejer-
robos. cida hacia los hermanos/as.
Finalmente, otra de las variables moderadoras analizadas con método
mayor frecuencia a lo largo de las investigaciones, ha sido
la influencia de la procedencia de la muestra. En su mayor La muestra estuvo compuesta por 362 menores entre 12 y
parte, las muestras de niños expuestos a violencia doméstica 21 años, representando el género masculino un 73,48% del
utilizadas han provenido de centros de protección, gracias a total. En la recogida de datos participaron 9 centros de re-
la relativa facilidad en el reclutamiento de los mismos. Esto forma y 19 centros de protección de la comunidad autónoma
puede constituir una seria limitación dado que probable- de Galicia. Un 55,8% de los menores reclutados procedían de
mente estos menores puedan estar severamente afectados centros de reforma, mientras el resto procedía de centros de
debido a la situación estresante que ello supone, así como protección.
sobre-representar a la población con bajo nivel socioeconó-
mico (Edleson, 1999; Litrownik, Newton, Hunter, English, y El proceso de recogida de datos fue llevado a cabo por los
Everson, 2003). Del mismo modo, ocurre con las muestras de psicólogos y educadores de los centros de menores, tras re-
poblaciones clínicas, que podrían estar sobre-representando cibir las instrucciones e información necesarias. Para ello, se
el género masculino. Sin embargo, los resultados hallados en utilizó el VRAI (Valoración del Riesgo en Adolescentes In-
las diferentes revisiones cuantitativas no muestran diferen- fractores), un cuestionario virtual compuesto por tres apar-
cias significativas entre las muestras reclutadas de centros de tados: un apartado para técnicos y dos apartados para jóve-
protección, muestras clínicas y aquellas que fueron reclutadas nes. El protocolo para jóvenes es un autoinforme diseñado
en la comunidad (Davies et al., 2008; Kitzman et al., 2003; para evaluar la personalidad y actitudes de los menores, así
Wolfe et al., 2003). como otras variables psicosociales relevantes. Los menores
recibieron instrucciones específicas sobre cómo responder a
los ítems y estuvieron acompañados en todo momento por
exposición vs victimización el técnico responsable de la implementación. El protocolo
para técnicos fue cumplimentado por los responsables de la
evaluación, a partir de observaciones, entrevistas previas, da-
Un número elevado de estudios han destacado la enorme pro- tos de archivo, etc. Tras la evaluación de ambos protocolos,
babilidad de co-ocurrencia entre la exposición de los niños se obtuvo la información necesaria acerca de los factores de
a violencia doméstica y la victimización directa de éstos por riesgo relacionados con la conducta antisocial de los menores.
parte de sus cuidadores. Edleson (1999) encuentra en su re- La confidencialidad y anonimato estuvieron asegurados a lo
visión que ambas formas de violencia se solapan entre el 30% largo de todo el proceso.
y el 60% de todos los casos identificados. Este hecho dificulta
el estudio de los efectos de cada una de las variables de for- Las variables analizadas en este estudio fueron, por un lado, la
ma individual, resultando casi imposible el establecimiento de exposición a la violencia familiar de los menores y, por otro, la
conclusiones robustas acerca de las posibles consecuencias en conducta antisocial que éstos han llevado a cabo en el último
los menores expuestos a violencia doméstica. Pese al reconoci- año. Para la evaluación de la primera se utilizó la siguiente pre-
miento de esta limitación, la mayoría de los estudios publica- gunta, incluida dentro del apartado para técnicos: ¿Ha presen-
dos no diferencian correctamente entre estos dos conceptos y, ciado el menor malos tratos en la familia (entre los padres o de
los que lo hacen, centran su atención en la variable de interés, éstos hacia alguno de los hermanos del/a joven)? Mientras que
ignorando el posible efecto moderador que podría tener en para la evaluación de los problemas de conducta se utilizó el
ella la presencia de la otra variable. Cuestionario de Conducta Antisocial (Luengo, Otero, Rome-
ro, Gómez-Fraguela y Tavares-Filho, 1999). Este cuestionario
Se ha encontrado que la exposición dual, o “double whammy”, evalúa cinco dimensiones de conducta antisocial: Agresión,
podría tener en los menores un impacto negativo mayor, en Conducta contra normas, Robo, Vandalismo y Drogas, pero
comparación con aquellos que sólo han sido expuestos a uno esta última no ha sido analizada en el presente estudio.
de estos tipos de violencia. Una de las hipótesis que apoya
esta idea es que esta doble victimización podría interferir en El análisis de datos fue llevado a cabo mediante tablas de con-
el apego con las figuras parentales, ocasionando déficits a ni- tingencia para comprobar la posible existencia de diferencias
vel social y conductual (Sousa, Herrenkohl, Moylan, Tajima, significativas en las variables género y dispositivo de proce-
Klika, Herrenkohl, y Russo, 2011). Sin embargo, otros autores dencia de la muestra. Además, se realizó un análisis univariado
no encuentran diferencias significativas entre la doble exposi- de la varianza (ANOVA) para analizar las posibles diferencias
ción y ambos tipos de violencia en el plano individual (Litrow- significativas entre los menores expuestos a violencia domés-
nik et al., 2003). tica y los que no han presenciado episodios de este tipo, con
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