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Articulado




       por considerar que no concurren las condiciones adecuadas y
       favorables para el proyecto que presentan. Los informes, con
       las propuestas concretas, son entregados a las familias de ma-
       nera conjunta con los profesionales que han intervenido en
       el estudio psicosocial. Cuando es favorable, además de infor-
       mar de cómo deben proseguir, se aprovecha para comentar
       cualquier aspecto que se considere de relevancia, y suele ser el
       momento en que también la familia expone, ya liberados de
       cualquier trasfondo evaluativo, sus opiniones y comentarios
       acerca de la experiencia personal que han vivido.

       En este punto finaliza nuestro cometido, y los profesionales
       que conformamos el turno no somos informados del prose-
       guir de las familias con que hemos trabajado. En un plazo de
       dos o tres años, si la asignación todavía no ha tenido lugar, les
       volveremos a ver, si nos eligen,  para actualizar la idoneidad, a
       requerimiento del país de destino, si seguimos considerando
       idónea a la familia y no han variado sustancialmente las cir-
       cunstancias que se consideraron favorables en su momento.
       Algunas familias nunca culminarán la adopción, por diversos
       motivos, otras nos informan cuando reciben la idoneidad, o
       nos mandan una foto del niño cuando les es pre-asignado y,
       excepcionalmente, llegamos a conocerlos. Cuando se despiden
       de nosotros después del estudio, en los casos en los que se
       informa favorablemente, claro, nos aseguran que nos manten-
       drán al tanto y compartirán con nosotros el feliz momento del
       encuentro con el niño. Ya les comentamos que probablemen-
       te no lo harán, y que están disculpados de antemano, porque
       bastante movimiento irrumpirá como un torrente a sus vidas
       cuando llegue el momento de viajar y traer al niño con ellos
       como para estar pendientes de todos estos detalles. Hay casos
       que creo nos agradan especialmente, el reencuentro con fami-
       lias que solicitan una segunda, o tercera, adopción. Es una oca-
       sión extraordinaria para conocer, en primer lugar, a ese niño o
       niña en el que tanto pensamos,  sobre el que tantas ilusiones
       y desvelos se vertieron, y obtener de primera mano toda la
       experiencia acerca de la parte del proceso que nos perdimos, la
       verdaderamente importante, dónde empieza la adopción pro-
       piamente dicha, cómo ha sido la espera, el encuentro, las cir-
       cunstancias en que el menor estaba, sus condiciones y estado
       de salud, cómo ha ido la incorporación a su nueva vida y fami-
       lia, reacciones y actitudes de la familia extensa y el entorno, y
       cierto nivel de integración que ya ha debido producirse en la
       familia si ha sido posible el deseo y el espacio físico y psíquico
       para poder pensar en un nuevo hijo.


       Hay mucho escrito sobre cada uno de los aspectos comentados
       y sugeridos, trabajos muy valiosos e interesantes para profe-
       sionales, adoptantes y adoptados. Aún con todo, sabemos que
       hay adopciones malogradas, con mucho sufrimiento para las
       familias y menores, a los que desbordan las dificultades y a los
       que cuesta mucho salir adelante, y que en algunos casos no lo
       consiguen, pero trabajamos y apostamos por una mayoría de
       historias felices, aquellas en que se forma una familia con hijos,
       como tantas otras, cuyo origen tuvo que ver con una coinci-
       dencia de deseos que pudieron ser vehiculizados por medio de
       una adopción internacional.







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